En el umbral del amanecer, cuando la oscuridad aún abraza las cumbres de la Cordillera Ibérica y el primer rayo de sol tiñe el cielo de un dorado celestial, un halo de misterio se posa sobre las Tierras de Oca. Las ruinas de la Civitate Auca Patricia cobran vida en ese preciso instante, vibrando al compás de un tiempo perdido que todavía susurra. El aire frío lleva consigo el aliento de las montañas, mezclado con el aroma silvestre del tomillo, mientras la tierra despierta como si fuera la piel de un gigante que lentamente abre sus ojos, prometiendo vida, fertilidad y sueños.

Desde las murallas del Alcázar de Cerezo, el Conde Rodrigo, primer conde de Castilla y Álava, presidía y contemplaba sus dominios. Sus manos, endurecidas por las campañas y la gobernanza, descansaban sobre la piedra áspera de la torre del homenaje construida en el siglo VIII por su abuelo el Conde Casio, fría al tacto, pero cargada con los ecos de generaciones. Los sentidos se entrelazaban; el frío de la roca bajo sus dedos era como el pulso de la historia misma, el viento traía murmullos de antiguos rezos y las campanas resonaban a lo lejos, un eco que parecía venir de las entrañas del alma castellana. Desde ese lugar, se alzaba la primera cabeza de Castilla, no solo un baluarte de piedra, sino de voluntad y destino escrito en las estrellas.

La Llamada del Alfoz

El profundo repicar de las campanas se propagaba a través de los valles como un hechizo, resonando desde el Territorio de Juarros hasta los límites de Valpuesta. Cada golpe era un llamado, una invitación al despertar colectivo, un eco que recorría aldeas. Cada sonido era una vibración que reverberaba en el pecho de los aldeanos, hombres y mujeres que, abandonando sus labores, emprendían el camino para acudir al centro del poder, el Alcázar de Cerezo, el corazón palpitante donde la justicia y la identidad de Castilla se fundían.

En los senderos, el crujir de las carretas, el galope de los caballos, y el balar de las ovejas componían una sinfonía ancestral, acompañada por el murmullo del primer idioma castellano hablado en Jopara por las gentes de las 134 aldeas. Sus voces tejían un manto sonoro que anunciaba el nacimiento de una lengua destinada a resonar por todo el planeta. Se gestaba la Hispanidad, se escribía una épica en cada palabra, en cada acento que desgranaban los campesinos, una lengua que hablaría de gloria y resistencia en los siglos venideros en todo el mundo. Estaba naciendo la Hispanidad.

La Asamblea en el Alcázar

El sol alzaba su fulgor, llenando la plaza del Alcázar con un brillo que parecía acariciar las murallas que talladas en la roca de la montaña que parecían tocar el cielo y convertirlas en muros de luz. Allí, la multitud se congregaba, formando un océano de rostros surcados por el viento y el trabajo. Los olores del pan recién horneado, la cera de las velas y el cuero curtido formaban una atmósfera casi palpable, llena de la esencia del día a día de un pueblo indómito y rebelde. Bajo la luz dorada, el brillo en los ojos de los aldeanos reflejaba la determinación y el orgullo de ser parte de algo más grande que ellos mismos.

El Conde Rodrigo, con su Pendón de Castilla morado con la Civitate Auca Patricia dorada ondeando en el viento como un estandarte de libertad, alzó su voz con solemnidad. "El Fuero de Cerezo," proclamó, "es más que un código de leyes. Es el pacto entre las gentes de estas tierras y su Conde, la promesa de justicia y libertad." Sus palabras resonaron entre las piedras del Alcázar y penetraban los corazones de los presentes, encendiendo el espíritu de una comunidad que se reafirmaba guerrera y unida.

El Fuero: Justicia Ancestral

El Fuero de Cerezo, mencionado por primera vez en un texto escrito en los Votos de San Millán de Fernán González en el año 934, era una compilación viva de derechos y deberes. No eran solo leyes; eran las raíces profundas que garantizaba la cohesión de un pueblo diverso, cada una con su propia historia, cada una con un propósito ahora compartido. Este documento vivía y evolucionaba, moldeado por reyes como Alfonso VII en 1146 y Alfonso VIII en 1165, reflejando las luchas, los triunfos y las necesidades cambiantes de un pueblo en constante construcción.

El Fuero no solo establecía las reglas para la vida diaria, sino que se convirtió en la semilla del Libro del Fuero viejo de Castilla, cuyas ramas crecieron más allá de los límites del Alfoz, siendo ejemplo y modelo para otras regiones de la Península Ibérica y de toda la Hispanidad. Era la plasmación escrita de un ideal compartido: justicia, dignidad y unidad frente a la adversidad.

El Espíritu de Castilla

Con el sol en su zenit, las montañas y valles del Alfoz brillaban como si el mismísimo cielo se hubiese volcado sobre ellos. La ceremonia llegó a su fin, pero el espíritu de sus palabras perduraría por generaciones en los cimientos de la Hispanidad en el Idioma de la segunda cultura del mundo. Las aldeas nombradas en el Fuero, desde Revillagodos hasta **Tuesta**, desde **Cellorigo** y **Pancorbo**, desde **Valpuesta**. **Oca** y **Valpuesta**, eran algo más que nombres inscritos en un pergamino; eran raíces, eran el eco de una voz, de una identidad que trascendería el tiempo.

El Alfoz de Cerasio y Lantarón no era simplemente un territorio. Era el inicio de un poema épico que Castilla comenzaba a escribir. En sus tierras fértiles, bajo sus cielos vastos, se forjaron los principios de justicia, libertad y unidad que iluminarían al reino de Castilla hacia su grandeza. Cada piedra del Alcázar, cada surco en la tierra, cada palabra del Fuero era un testimonio viviente del espíritu resiliente y rebelde de su gente.

Aquel día, bajo el cielo inmenso y azul de las Tierras de Oca, una llama fue encendida. No era solo la luz de Castilla; era una chispa que iluminaría el mundo entero, dejando una huella eterna en la historia de la humanidad. El Alcázar de Cerezo, con sus murallas que resistieron siglos de historia, es un faro que invita al viajero moderno a explorar y conectarse con el pasado.

Visitar las ruinas, los cimientos en Cerezo de Río Tirón no es simplemente un viaje al corazón de Castilla y a los cimientos de la Hispanidad, es una experiencia que sacude los sentidos. Sentir el viento que acaricia las ruinas, escuchar el eco de voces que parecen atravesar el tiempo, tocar el alabastro y oler el tomillo que crecen entre las ruinas, todo te transporta al origen de nuestra historia. Cada rincón del Alfoz tiene un susurro del pasado, cada aldea una llama encendida que aún conserva su legado. Ven a conocer el lugar donde se forjaron los ideales que dieron vida a la Hispanidad.

Historia del Alcázar del Alfoz de Cerasio y Lantarón

El fuero o Alfoz de Cerezo y Lantarón (1) es mencionado en un texto escrito por primera vez por Fernán González en el año 934 en Los Votos de San Millán.(2) En dicho documento, el conde Fernán González, conde de Castilla y Álava, otorgó un privilegio al monasterio de San Millán en agradecimiento por la ayuda del Santo contra los sarracenos. Este privilegio establecía que las poblaciones del condado debían pagar tributos estipulados al monasterio. Según Juan Antonio Llorente (3), el Emperador Alfonso VII de León promulgó modificaciones al antiguo Fuero de Cerezo (4) el 10 de enero de 1146, las cuales fueron posteriormente confirmadas por Alfonso VIII en 1165 y por el conde Don Lope Díaz de Haro (5).

El Alfoz de Cerezo y Lantarón también es notable por ser la primera mención documentada de la concesión de fueros a sus aldeas. Este acto simboliza un esfuerzo significativo de consolidación y establecimiento de derechos y deberes dentro de las poblaciones del alfoz. Los fueros fueron promulgados por el Conde Rodrigo, primer Conde de Castilla y Álava como una forma de establecer un orden que garantizara la prosperidad y cohesión de las aldeas bajo su influencia, siendo una herramienta fundamental para organizar la vida comunitaria.

El fuero abarca un total de 134 aldeas distribuidas entre las actuales provincias de Álava, Burgos y La Rioja, extendiéndose desde el valle de Losa, la Sierra de la Demanda hasta el valle de Juarros (6). Entre estas aldeas se encuentran nombres emblemáticos como: Castello de Peones (Castil de Peones), et Revillagosos (Revillagodos), et Quintana-Embides (Quintanavides), et Sancta Eulalia (Santa Olalla de Bureba), et Sancta Maria de Invierno (Santa María del Invierno), et Petrafita (Piedrahíta de Juarros), et Villa-Escusa de Solana (Villaescusa la Solana), et Otero (granja San Otero en término de Cerratón de Juarros), et Villamaior de Sombria (Villaescusa la Sombría), et Quintanela del Monte (Quintanilla del Monte en Juarros), et Sanctus Johannes de Ortega (San Juan de Ortega), et Villanasur (Villanasur Río de Oca), et Caprus-la-ibierno (Despoblado junto a Agés), et Sancto-Venia (Santovenia de Oca), et Villamorico (Villamórico), et Sanctus Ceprianus usque Modubar (Modúbar de San Cibrián), Sanctus Adrianus maior, y Sanctus Adrianus minor (ambos San Adrián de Juarros), Halariza (Alarcia), Valmala (Valmala), Sancta Crux del Valle (Santa Cruz del Valle Urbión), Arzeledo de yuso, Arceledo de suso (ambas poblaciones estaban junto a Soto del Valle y Garganchón), Garganchón (Garganchón), Sauto (Soto del Valle, hoy barrio de Santa Cruz del Valle), Arzeledillo (Areceredillo, granja en término de Ezquerra), Tolsantos (Tosantos), Sanctus Michael de Petroso (San Miguel de Pedroso), Esguerra (Ezquerra), Villagalixo (Villagalijo), et Sanctus Clemens (San Clemente del Valle), Sanctus Vincentius (San Vicente del Valle), Sancta Eulalia (Santa Olalla del Valle), Espinosa (Espinosa del Monte), Villanova (despoblado en término de Fresneda de la Sierra), Fresneda (Fresneda de la Sierra Tirón), Villa Eterna (Eterna), Sanctus Petrus de Monte (San Pedro del Monte), Sotillo (Sotillo de Rioja), Sanctus Johannes de Buradon (despoblado junto a San Pedro del Monte), Radizela de Campo (Redecilla del Campo), Castrillo (despoblado junto a Ibrillos), Ensenilas (Encinillas, despoblado entre Fresno y Cerezo), Terrazas, Sagrero (ambos despoblados entre Belorado y Fresno), Fresno (Fresno de Río Tirón), Castrillo de Carrias (Castil de Carrias), Quintanela de So-Carrias (despoblado en Bañuelos de Bureba), Bannuelos (Bañuelos de Bureba), Quintana de Loranco (Quintanaloranco) (10)​, Loranquillo (Loranquillo localidad ya despoblada), Villa de suso (despoblado junto a Quintanaloranco), Lorancos (despoblado junto a Loranquillo), Valdegrun (término de Cerezo, conocido como Valdebrún), Vallazum (término de Cerezo, conocido como Vallún), Quintanela de Sancto Garcia (Quintanilla San García), Pisces aureos (despoblado cerca del anterior, conocido como Pecesorios), Vallarta (Vallarta de Bureba), Vallartilla (despoblado al suroeste de Vallarta), Ecclesia Salennia (Grisaleña), Quintanela de bon (Quintanillabón), Aguilar de Bureba Aguilar de Bureba, Quintana de yuso (Quintanabureba), Quintana de suso (despoblado junto a la anterior), El Hoyo (despoblado junto a Salinillas de Bureba), Revilla-falcon (Revillalcón), Salinillas-1 (Salinillas de Bureba), Piernegas (Piérnigas), Bueso (Buezo), Sanctus petrus de Foz (San Pedro de la Hoz), Faedo (Ahedo de Bureba), Salinillas-2 (Salas de Bureba), Galvarros (Galbarros), Término (Santa Gadea del Cid), Cabos redondos (Caborredondo), Ripiella (despoblado en término de Fuentebureba), Pradano (Prádanos de Bureba), Alcocero (Alcocero de Mola), Cuevacardel (Cueva Cardiel), Villalmondar (Villalmóndar), Villalvos (Villalbos), Villanova de Conde (Villanueva de Teba), Villanova de Iudeos (Villanueva de Judíos) despoblado junto a Pancorvo), Artable (Altable), Foncea Foncea, Arce Arce (antigua población cercana a Foncea), Cellorigo (Cellorigo), Buxedo (Bugedo), Galvarruli (Galbárruli), Ferrera (Herrera, despoblado junto al monasterio de camaldulenses), Sajuela de yuso, Sajuela de suso (ambas enclave burgalés de Sajuela) en la Rioja, cercanas a Castilseco, Castrilseco (Castilseco), Vilaseca (Villaseca), Naharruli (Casalarreina), Saja-Zaharra (Sajazarra), Fonzaleche (Fonzaleche), Sanctus Michael de Leyva (barrio de Leiva hoy desaparecido), Tormantos (Tormantos), Sanctus Emilianus de Iecora (San Millán de Yécora), Quintanilla de Duennas (Quintanilla de las Dueñas, desopoblado de Cerezo), Arto (despoblado de Cerezo), Trepeana (Treviana), Pradolongo (Pradoluengo), Pancorbo (Pancorvo), Moriana (Moriana), Tejuela (Tejuela despoblado junto a Santa Gadea del Cid), Fontecha (Fontecha), Alzedo (Alcedo), Bergüenda (Bergüenda), Bachicabo (Bachicabo), Barrio (Barrio), Nograro (Nograro), Monte (despoblado entre Nograro y Quejo), Quexo (Quejo), Sanctus Sadorninus (San Zadornil), Vilanova de Gurendez (Villanueva de Valdegovía), Sanctus Emilianus (San Millán de San Zadornil), Villafria (Villafría de San Zadornil), Pinedo (Pinedo), Valpuesta (Valpuesta), Carcamo (Cárcamo), Gurendez (Gurendez), Villannane (Villanañe), Villamaderne (Villamaderne), Tuesta (Tuesta), Posada (antigua población probablemente en la Bureba), Espeio (Espejo), et Castellum (despoblado en término de Cárcamo).

La influencia del Fuero de Cerezo (7) fue tan significativa que sirvió como modelo para la elaboración de otros fueros y codificaciones legales en la península ibérica (8). Fue citado y replicado en diversas áreas, contribuyendo de manera decisiva a la formación de las estructuras legales y sociales que caracterizarían a Castilla y a otras sociedades de la península.

El Alfoz de Cerasio y Lantarón tiene un gran valor histórico y documental no solo por la regulación de la vida cotidiana que se establece en el fuero, sino también porque 18 capítulos del Libro de los Fueros de Castilla derivan de estos fueros. Dichos capítulos tratan sobre cuestiones de derecho privado, penal y procedimientos, mostrando un compendio de normas que, aunque no forman un sistema unificado, representan un gran avance en la organización jurídica de la naciente Castilla. Estas hazañas son los Capítulos: 142 (varios preceptos), 185, 189 ("Juzgo el Alcalde de Cerezo"), 190, 192, 193, 194, 200, 233, 236, 238 (diferente de Burgos), 244, 246, 275, 276, 280, 288, 296. (9)

La influencia del Fuero de Cerezo fue tan significativa que sirvió como modelo para la elaboración de otros fueros y codificaciones legales en la península ibérica. Fue citado y replicado en diversas áreas, contribuyendo de manera decisiva a la formación de las estructuras legales y sociales que caracterizarían a Castilla y a otras sociedades de la península. En el eco de estas leyes primigenias resuenan los cimientos de una Castilla naciente, cuyos principios jurídicos sembraron las bases de una cultura hispana en construcción.

Desde los albores de la historia, este fuero se alza como un testimonio poético del nacimiento de un orden nuevo, donde la justicia y la comunidad convergen, tejiendo con sus hilos el tapiz de un pueblo que encontraría en su propio derecho la fuerza para forjar su identidad y su futuro. Fue en este alfoz donde se filtró y se cimentó el derecho castellano y el derecho de toda la hispanidad, estableciendo los pilares fundamentales que guiarían a generaciones posteriores hacia la consolidación de un mundo hispano unificado por su herencia legal y cultural.

Estudiar este fuero y sus leyes es un acto de autoconocimiento, de afianzar nuestros cimientos culturales y comprender las raíces que han dado forma a nuestra identidad colectiva. Es un viaje al origen de nuestros valores, que nos permite valorar cómo las estructuras jurídicas tempranas contribuyeron al desarrollo de la civilización hispana y reafirmar el legado que hemos recibido.

Bibliografía

  • Llorente, Juan Antonio. Noticias históricas de las tres provincias vascongadas. Madrid, Imprenta Real, 3 vols. 1806-1808
  • Martínez Diez, Gonzalo. Fueros locales en el territorio de la provincia de Burgos. Burgos, Caja de Ahorros Municipal, 1981.
  • Pérez Avellaneda, Marino. Cerezo de Río Tirón, autrigón, romano y medieval: Segisamumculum, Cesarea, Cerasio, Cerezo. Madrid, Ayuntamiento de Cerezo, 1983, págs. 185-206 (análisis de las poblaciones y características del Fuero), y pags.233-234 (texto íntegro).
  • Pérez Avellaneda, Marino. "El Fuero de Cerezo de Río Tirón de 1151. Revisión de la equivalencia actual de las poblaciones del Fuero", en Boletín de la Institución Fernán González 2009/2, págs. 301-335.

Referencias

  1. Viso, Iñaki Martín (2002). «Poder político y estructura social en la Castilla altomedieval: el condado de Lantarón (siglos VIII-XI)». Los espacios de poder en la España medieval: XII Semana de Estudios Medievales, Nájera, del 30 de julio al 3 de agosto de 2001, 2002, ISBN 84-95747-24-3, págs. 533-552 (Instituto de Estudios Riojanos): 533-552. ISBN 978-84-95747-24-2. Consultado el 1 de mayo de 2022.
  2. «Edición electrónica del Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla». www.ehu.eus. Consultado el 1 de mayo de 2022.
  3. Serrano, Luciano (1935). El Obispado de Burgos y Castilla primitiva. Instituto de Valencia de Don Juan. Consultado el 1 de mayo de 2022.
  4. Diccionario geográfico-histórico de España: Seccion 2. Ibarra. 1846. Consultado el 1 de mayo de 2022.
  5. Llorente, Juan Antonio (1808). Historicas de las tres Provincias Vascongadas (en latín). Consultado el 1 de mayo de 2022.
  6. Pérez Avellaneda, Mario (2009). El fuero de Cerezo de Río Tirón de 1151 : revisión de la equivalencia actual de las poblaciones del Fuero. ISSN 0211-8998. Consultado el 1 de mayo de 2022.
  7. «Parroquia San Andrés Apóstol - Ayuelas». Archidiócesis de Burgos. Consultado el 1 de mayo de 2022.
  8. Dastugue, A.; Mérimée, Ernest (1900). «Le fuero de Piedrafita». Bulletin hispanique 2 (2): 78-79. doi:10.3406/hispa.1900.1215. Consultado el 1 de mayo de 2022.
  9. Gibert y Sánchez de la Vega, Rafael (1961). El Derecho municipal de León y Castilla. p. 712. ISBN 0304-4319. Consultado el 01/05/2022.
  10. «Quintanaloranco | Ayuntamiento de Belorado». www.belorado.org. Consultado el 1 de mayo de 2022.

Datos Históricos del Alcázar del Alfoz de Cerasio y Lantarón

Jueces de Castilla en Cerezo de Río Tirón

Dolquiti Vélaz, siendo juez en Cerezo, dictamina a favor de Sancho y Nuño Gómez en un contencioso sobre un campo de Sabugo que había sido apropiado por Gonzalo y otro vasallo.

"Ego Dolquiti Beilaz duz essem judicem in Cereso venerunt Gundisasalbo et alio bassalo et prendiderunt ad Sancio et a Nunnu Gomiz de Septemfiniestrae pro illo agro qui est in lomba de Sabuco..., et dixe- runt qui juraron iste agro nostro fuit detemptus quándo Abolmundar Téllez ista térra populavit."
"et sub ejus imperio dominante Azenar Sanz in Cereso, et Ennego Fortiz; Dominico Michael merino; Garcia Fort, et Obeco Dominguez discurrentes iuditio:"

Según la regla, y su dominio en el CERESIS Azenar Sanz y Ennego Fortiz; Dominic Michael Merino; García, el fuerte y obecs Domínguez, corriendo en el juicio;